El teniente de alcalde de Hacienda, Alfonso Molina, dedicó buena parte de la mañana de ayer a hacer un tour por distintos medios de comunicación para intentar aclarar la decisión del SOIB de reclamarle 27.000 euros por unos cursos de formación que impartió a través de sus empresas. Y decimos que intentó porque, de hecho, lo único que hizo el dirigente socialista fue crear más dudas, además de desprestigiar a los funcionarios que han elaborado el expediente contra sus empresas. Lamentablemente Molina no quiso dar la cara ante este periódico, que ha sido el que ha destapado este grave asunto.

Funcionarios.
No estuvo nada afortunado Molina al decir que el funcionario que hizo el informe sobre sus empresas «tuvo un mal día». Solo por este comentario ya debería presentar su dimisión. No es admisible que un político implicado en un caso de corrupción y al que ahora se le reclaman 27.000 euros por unos cursos de formación, intente desprestigiar a un empleado público para intentar defenderse. Imaginamos que Molina ha decidido dar la cara por la actitud de Guanyem, que ha pedido transparencia a sus socios de gobierno. Ahora bien, las explicaciones de Molina son incompletas. No ha explicado el motivo de los sobrecostes de los cursos, ni tampoco ninguna de las irregularidades que apunta el informe del SOIB, y mucho menos convincente se ha mostrado respecto al precio de los libros, inflados por Molina hasta multiplicarlos por cuatro. Además, reconoce que tiene más expedientes abiertos. Sería intrascendente si Molina se dedicase a sus negocios, pero ahora tiene en sus manos el área de Hacienda de Vila. Un detalle a tener en cuenta.

Siempre los cursos de formación.
Da igual si los hechos ocurrieron hace nueve años, como intenta justificar el alcalde Ruiz, o si la normativa de subvenciones ha cambiado, cosa incierta. Todo eso son excusas que no convencen a nadie. Molina debe salir con urgencia del Ayuntamiento d’Eivissa porque el asunto es muy grave. La situación se está complicando mucho para el PSOE.