El Partido Popular se enfrenta a una situación muy complicada que hoy analizará el Comité Ejecutivo Nacional. Tras prosperar la moción de censura contra Mariano Rajoy por el PSOE, el PP ha sido desalojado del Gobierno y se abre ahora una nueva etapa donde habrá que liderar la oposición siendo, además, el grupo parlamentario más numeroso del Congreso y del Senado, donde también ostenta la mayoría absoluta. Esto significa que habrá que hacer una labor de control al nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez y de oposición constructiva y responsable. Sobrevuela la duda de si el PP será capaz de asumir esta nueva responsabilidad a la que se ha visto abocado por mor de la falta de apoyos parlamentarios.

Debilidad.
Parece claro que hace falta un liderazgo nuevo y renovado que sustituya al que ha ejercido Rajoy desde que en octubre de 2004 fue designado presidente del PP a propuesta de su antecesor, José María Aznar. Porque siendo cierto que es el partido que más votos obtuvo en las elecciones generales, no es menos cierto que eso ya de nada sirve cuando el Congreso de los Diputados aprueba una moción de censura que supone justamente la reprobación del presidente por falta de apoyos parlamentarios. Y es que tras la sentencia del caso ‘Gürtel’, ningún partido ha querido pasar por ser el salvavidas de un líder acosado por la corrupción. Rajoy ha sido cada vez un presidente más débil hasta que ha sucedido lo inevitable.

Nuevo liderazgo.
El PP debe planificar ahora una hoja de ruta para llegar hasta un congreso extraordinario donde los militantes elijan un nuevo líder sobre el que no penda ninguna sospecha y que no esté manchado por los casos que aún se dirimen en los juzgados, que no son pocos. Solo así podrá afrontar con ciertas garantías un nuevo proceso electoral con aspiraciones de volver a gobernar. Pero eso pasa ineludiblemente por la retirada inmediata de Rajoy, un político cuyo tiempo ya ha pasado y que no puede ahora ser el jefe de la oposición por más que quisiera.