José Corraliza, presidente de la Asociación Ocio de Ibiza que representa a más de treinta empresas importantes, conocedoras de la realidad económica, social y empresarial en la que desarrollan su actividad, ha lanzado una señal que si estuviéramos en manos de gobernantes responsables, haría encender las señales de alarma para corregir el rumbo antes de acabar contra las rocas. “La curva de decrecimiento ya ha empezado”, explica. Advierte así de las consecuencias que tienen para la actividad turística los mensajes distorsionados que unos pocos irresponsables lanzan sin la menor cautela y sin pensar en los efectos que causan. Presos de una innegable turismofobia, creen que todo el mundo vive de un sueldo público o de una pensión, como ellos, sin reflexionar de dónde sale el dinero para pagarlas. Como si cayese del cielo.

Nueva normativa.
Las reservas hoteleras no están siendo las esperadas. Otros destinos turísticos del Mediterráneo se recuperan con fuerza y ofrecen servicios muy dignos a precios con los que resulta imposible competir. Además, las nuevas normativas que algunos ayuntamientos impulsan, un tanto irresponsablemente y sin valorar los efectos que pueden acabar teniendo a medio y largo plazo, están suponiendo una dificultad añadida. Los municipios de Sant Josep y Sant Antoni se están destacando en este comportamiento, tan sectario como irreflexivo, por el que se prioriza las quejas de unos pocos al interés general de toda la sociedad.

Colaboración público privada.
Es crucial ahora reclamar que las Administraciones, municipal, insular, autonómica y estatal, escuchen a las empresas que como agentes sociales generadores de riqueza y actividad económica, conocen bien la situación delicada por la que atraviesa Ibiza. La desaceleración es ya innegable y la preocupación crece porque de la desaceleración al frenazo y al decrecimiento, hay solo un paso. Y si no se actúa o si actúa incorrectamente, las consecuencias serán muy graves y lamentables para todos.