Tras la pérdida del poder por una moción de censura y la decisión de Mariano Rajoy de abandonar la política, el PP se enfrentará el próximo julio al congreso más importante de su historia. La carga de escándalos de corrupción que arrastra es muy grande. Por tanto, su principal objetivo ha de ser la regeneración, confiar en las nuevas generaciones del partido y superar una etapa repleta de altibajos que aún no ha terminado porque todavía tiene pendientes numerosos casos ante la Justicia. La elección del nuevo líder se hará, por primera vez, mediante un proceso democrático interno, que es la mejor forma de encarar el futuro y superar los traumas del pasado.

Visión de Estado.
Para el PP este congreso será también una oportunidad de modernizar su visión del Estado y establecer un modelo de convivencia acorde con las nueva generaciones, siempre teniendo como base su ideología liberal-conservadora. La España del presente y del futuro difícilmente puede aceptar las maneras de hacer y de actuar que ha tenido Mariano Rajoy, aplazando la solución de los problemas; huyendo de la realidad cuando era contraria a sus intereses; cercenando numerosas posibilidades de diálogo y, en el caso del soberanismo cataban, fiándolo todo a la acción de la Justicia. El PP debe ser capaz de articular una nueva visión de un Estado moderno.

El espejo balear.
El PP-Balear también atravesó tiempos difíciles en el pasado. Supo superarlos con notable vigor interno a partir de un proceso primario que dio el liderazgo a Biel Company y supuso una ruptura radical con la etapa Bauzá. Sería muy necesario que la experiencia balear fuese escuchada y analizada en Madrid. Es un ejemplo de cómo se supera una crisis y permite retomar el pulso con la mirada puesta en el futuro, que pasa por la visión de un Estado más descentralizado que tenga en cuenta a la periferia, que respete la personalidad de las diferentes comunidades y, en esencia, que sea más tolerante.