La entidad ibicenca Prou! ha hecho público su plan de sostenibilidad, donde presenta una larga y densa propuesta de prohibiciones y limitaciones de cara al futuro, un documento que se ha presentado a los partidos políticos de la isla para que se sumen y, además, con el claro objetivo de que sea aplicado la próxima legislatura y durante los próximos 25 años.

Si hay una palabra que define el documento de Prou! es «limitación»: en transporte público, en turismo, en negocios turísticos, en cruceros, yates privados, número de turistas y, por si faltara poco, hasta plantea las horas en las que pueden circular los vehículos de carga.

Las prohibiciones

Muchas de las propuestas que plantea Prou! van en contra de los derechos constitucionales de los ciudadanos, y también de la legislación europea. Plantear que se establezca una discriminación entre turistas y residentes en el uso del transporte colectivo es una aberración.

Tampoco se puede limitar la circulación de vehículos en la isla y mucho menos regular cuándo pueden repartir los productos los proveedores que circulan a diario en las carreteras de Ibiza. Imaginamos que los dirigentes de Prou! querrían que el repartidor de bebidas refrescantes circulase de madrugada para no molestar a los residentes, pero hasta los trabajadores tienen sus derechos laborales.

Una visión del pasado

Hechas las consideraciones jurídicas y técnicas oportunas, el documento de Prou! es totalmente irrealizable porque una sociedad democrática, madura y avanzada como la ibicenca, no puede volver al pasado con todo lo que le ha costado llegar a este punto de bienestar económico y social. Hay que evitar excesos, por supuesto, todo es mejorable, pero prohibir ‘beach clubs’, nuevas plazas turísticas o perseguir a yates y ‘party boats’ no parece el camino.

Tampoco se gana demasiado con estos documentos tan alejados de lo realizable porque pisotean derechos fundamentales y además se alejan de la hospitalidad del pueblo ibicenco. Mejor dar carpetazo al asunto y lo antes posible porque la propuesta de Prou! no tiene por dónde cogerla.