Ha sido necesaria la protesta e indignación ciudadana para que el Ministerio de Fomento decida actuar para frenar el alza injustificada del precio de los billetes aéreos en Balears, una treta de las compañías para aprovechar la subida al 75 por ciento del descuento a los residentes. Los precios discriminados en función del origen del trayecto –más baratos los que tenían como destino los aeropuertos de Balears– es una de las evidencias a las que, por fin, el Gobierno da la impresión que quiere poner coto; según se desprende de las manifestaciones del ministro José Luis Ábalos, que ayer se entrevistó en Palma con la presidenta del Govern, Francina Armengol.

Falta control.
Las declaraciones del titular de Fomento revelan, de manera implícita, la gravísima falta de control por parte de la Administración en la gestión de las subvenciones a las compañías aéreas, una actitud que ha perjudicado a los ciudadanos de Balears en primer lugar. Ábalos debe lanzar un mensaje claro a las compañías en el sentido de que no hay margen para la picaresca, y menos a costa del erario público y los ciudadanos. Las denuncias que se anunciaron ayer en presencia de la presidenta Armengol no pueden quedar en agua de borrajas.

Ampliar la colaboración.
Más allá de todo lo relacionado con los descuentos de las compañías aéreas, la visita del ministro Ábalos ha permitido, por otra parte, reactivar importantes líneas de colaboración entre el Gobierno y Balears en áreas tan importantes como la del transporte ferroviario, la construcción de viviendas públicas o la mejora de la red de tratamiento de las aguas residuales. El pésimo modelo de financiación autonómica lastra, de manera excepcional, las posibilidades de mejora de las infraestructuras públicas en las Illes Balears, un escenario que el Govern ha logrado paliar gracias a la sintonía política que hay entre Madrid y Palma. El REB debe ser el garante del nuevo marco de relaciones bilaterales.