El hecho de que los centros educativos públicos de Balears concentren el 82% de los alumnos extranjeros mientras que en los privados concertados apenas llegue al 17% constituye una disfunción que hace más difícil el proceso de integración de estos escolares en los colegios públicos, ya que su número es mucho mayor que en los concertados.

Una capacidad de absorción un poco mayor en los concertados ayudaría a equilibrar el esfuerzo formativo y facilitaría el trabajo a algunos colegios públicos que se ven desbordados por la masiva presencia de hijos de ciudadanos extranjeros.

El ejemplo chino

La única nacionalidad que lleva a un porcentaje significativo de sus hijos (un 37 %) a colegios concertados es la china. Es una clara muestra de la voluntad de integración y de ofrecer a sus jóvenes la mejor formación posible en contacto con los alumnos baleares, que son amplia mayoría en los concertados.

Por contra, otras nacionalidades prefieren llevar a sus hijos a escuelas públicas donde saben que se encontrarán con estudiantes de sus mismos países. Se trata de mentalidades diferentes. Pero para evitar disfunciones lo más importante es que tanto las autoridades de la Conselleria como los cuerpos directivos de los colegios públicos y concertados hagan un esfuerzo de coordinación para tratar de encontrar el mejor equilibrio posible.

Mirar al futuro

La primera inversión de toda sociedad es la educación porque garantiza el futuro. Es desde esta óptica que debe enfocarse la mejor formación posible para los hijos de los inmigrantes y de los extranjeros en general.

Los centros públicos y concertados deben remar en la misma dirección, siempre manteniendo su actual nivel de calidad educativa. No es fácil. Es muy complejo llevarlo a la práctica en un comunidad que ha recibido un alud migratorio enorme en las últimas décadas. Pero es preciso coordinar los esfuerzos al máximo para afrontar el futuro.