El Plan Director de Residuos Peligrosos otorga un plazo de dos años para que todos los municipios de Balears dispongan de fórmulas de recogida y tratamiento de este tipo de vertidos domésticos, los cuales ahora se depositan sin ningún tipo de control. Un primer paso, aunque tarde en el tiempo, para contribuir a la reducción de la huella humana sobre el medio ambiente. En el tratamiento de los residuos urbanos, que incluye también el reciclaje, se han realizado importantes avances en las Islas, pero sigue siendo una asignatura pendiente todo lo relacionado con los vertidos de manipulación más compleja y sobre la que no ha habido, hasta ahora, un compromiso institucional claro.

Un contrasentido.
Resultan contradictorias las continuas campañas en favor del reciclaje con la falta de respuesta ante productos o maquinaria con una elevadísima peligrosidad medioambiental, los cuales acaban en muchos casos tirados en improvisados vertederos junto a las carreteras o abandonados en cualquier torrente. Existe, además, un factor añadido que contribuye a la desidia ciudadana: la falta de cuidado de los puntos verdes. La acumulación de desperdicios, la lentitud en la retirada los contenedores llenos, colchones, escombros... Un ‘paisaje’ que poco o nada invita a sumarse a la tarea, ya inaplazable, de promover un correcto tratamiento de los residuos.

Dar respuestas.
Aunque todavía se está lejos de conseguir un clima óptimo en favor del reciclaje y la correcta manipulación de los residuos, lo cierto es que las nuevas generaciones tienen una conciencia de protección del medio ambiente que no puede quedar frustrada por una gestión inadecuada. El esfuerzo del ciudadano debe verse alentado por la eficacia, por los resultados en definitiva. Demorar las soluciones supone un flaco favor para la preservación de nuestro entorno natural más próximo y para el conjunto del planeta.