El rescate del cuerpo del pequeño Julen Rosselló, de apenas dos años, ha supuesto un enorme despliegue humano y técnico durante trece días en los que se ha trabajado sin descanso y en los que, también, se ha evidenciado la enorme solidaridad de los vecinos de Totalán y de ciudadanos y entidades anónimas que, en la medida de sus posibilidades, también han querido prestar su ayuda en estas jornadas tan difíciles. La investigación judicial será la que determinará qué ocurrió aquel domingo en el que Julen encontró la muerte en el fondo de un pozo ilegal abierto en una finca familiar, una tragedia que golpea de nuevo a un joven matrimonio andaluz.

Enorme dispositivo.
Sacar a Julen de las entrañas de la montaña ha precisado de la intervención de cerca de trescientas personas de diversos cuerpos de Emergencias, seguridad y técnicos de distintas disciplinas; incluso equipos desplazados desde otros puntos de España –como los mineros de Asturias o los agentes de la Guardia Civil procedentes de Mallorca–. Todos ellos han trabajado sin descanso para llegar cuanto antes junto a Julen, incluso cuando las posibilidades de encontrarlo con vida era casi nulas. Una tarea sin apenas experiencias previas en el que se ha trabajado con celeridad, sorteando las no pocas adversidades que ralentizaban el desenlace.

La gestión de la tragedia.
Durante las largas jornadas previas al rescate de Julen se ha producido un enorme despliegue mediático que ha tratado de dar respuesta al lógico interés que generó el accidente y sus especiales características, circunstancias que acabaron generando una presión informativa que los responsables del operativo han tratado de reconducir. Todo lo ocurrido estos días en Totalán deberá ser objeto de un profundo análisis para evitar los errores que se hayan podido cometer en la gestión de la tragedia, garantizando siempre la transparencia pero sin alimentar especulaciones que no tienen fundamento.