La ampliación en más de 80.000 hectáreas la superficie del Parque Nacional marítimo-terrestre de Cabrera lo convierte en el área protegida más grande de España y de todo el Mediterráneo occidental, un hito en la política proteccionista de nuestro país fruto de una lucha que logró su primer gran objetivo en 1991; cuando se creó el parque con 10.000 hectáreas. Culminó entonces la lucha del movimiento ecologista en el que se comprometieron las principales organizaciones, locales e internacionales. Una reivindicación que tuvo en el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente su principal promotor.

Compatibilizar los usos.
El histórico acuerdo adoptado ayer por el Consejo de Ministros y acogido con satisfacción por los grupos proteccionistas ha generado el rechazo del sector pesquero, el cual denuncia que no han intervenido en la nueva delimitación del parque de Cabrera y que supone su expulsión de uno de los principales caladeros del mar balear. El impacto económico y social de la ampliación es indudable, las zonas de pesca quedan muy alejadas de la costa sin posibilidad de alternativas. Frente a esta nueva circunstancia la queja de los pescadores está justificada y requiere que se aborden fórmulas que permitan una convivencia razonable entre la protección de Cabrera y las aguas circundan el archipiélago. Desde el número de embarcaciones, el horario, cupos o artes son cuestiones sobre las es posible alcanzar un acuerdo que asegure la supervivencia de la actividad pesquera en la zona.

Sensibilidad medioambiental
Es de justicia reconocer que en los últimos años se han producido avances significativos en la protección efectiva del medioambiente, fruto de una mayor sensibilidad social hacia estos asuntos que las fuerzas políticas han sabido traducir a hechos concretos. En las Pitiusas, la ampliación hace unos años de la reservas marinas de es Freus y la reciente creación de la reserva marina de Tagomago, son avances en la protección de los recursos marinos. Recientemente se han aumentado las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en s’Illa d’en Calders, en el islote de Cala Salada, en Punta Prima (Formentera). Hay que seguir en ese camino por el bien de todos.