Según los datos de la encuesta de gasto turístico (Egatur) publicados por Ibestat, los establecimientos hoteleros de Ibiza y Formentera registraron durante el año pasado una bajada de 735.000 pernoctaciones con respecto a 2017. Y además los turistas que visitaron las Islas Pitiusas gastaron del orden de 41 millones de euros menos en 2018 que el año anterior. Se trata de cifras que deben ser motivo de análisis y reflexión por parte de los políticos y la Administración, conjuntamente con los empresarios turísticos, sindicatos y otras entidades sociales cuyo punto de vista también puede ser enriquecedor.

Una bajada asumible.
El descenso interanual en las pernoctaciones, tanto de turistas nacionales como extranjeros, es de un 3,68% y la caída del gasto turístico es del 1,33%. Se trata de cifras negativas pero asumibles, teniendo en cuenta la recuperación de destinos competidores en el Mediterráneo, que suponen una competencia dura con la que habrá que convivir y competir. Pero ignorar estos indicadores no es una opción sensata. En el año 2018 las Pitiusas solo mejoraron el dato de pernoctaciones con respecto al año anterior en febrero, marzo, agosto y septiembre. El resto del año las cifras fueron peores. Conformarse con esto sin hacer nada es una temeridad. Y no se trata de algo que pueda reclamarse solo al Govern o a los consells insulars. Es una tarea que ha de hacerse en conjunto porque a todos afecta.

El ‘brexit’ añade incerteza.
Fomento del Turismo de Ibiza, durante su asamblea general celebrada el jueves, alertó de la intranquilidad que afecta a la industria turística ante la incógnita que supone el ‘brexit’ y las consecuencias que pueda tener en la economía. Este nerviosismo no es un tema menor y contribuye a la incerteza con la que se afronta la próxima temporada turística, lo que no es nada bueno, porque a mayor inseguridad, menor contratación y menor negocio.