Tras el incendio de la sede judicial de la avenida Isidor Macabich de Ibiza acaecido el día 21 de enero, que dejó inoperativos los juzgados de instrucción, penal y de violencia sobre la mujer, la situación de la Justicia es caótica. La actividad ordinaria es prácticamente imposible en las actuales circunstancias y por más que todos los operadores jurídicos (jueces, fiscales, funcionarios, abogados, etc.) se esfuercen y pongan todo lo que esté de su mano para salir del atolladero y avanzar, lo cierto es que resulta insostenible pretender celebrar juicios de lo penal en las oficinas cedidas por el Consell d’Eivissa en su sede de la avenida de España.

Condiciones inadecuadas.
Ayer un detenido que iba a ser juzgado acusado de violencia de género, a falta de calabozos donde ser custodiado convenientemente y esperar el inicio de la vista, permaneció encerrado unos 75 minutos en un vehículo ‘zeta’ de la Policía Nacional. Como es natural, esas no son las condiciones adecuadas ni para el reo ni tampoco para los funcionarios que realizan la conducción. Y si bien es cierto que nos hallamos ante unas circunstancias de fuerza mayor, la realidad es que hay circunstancias que no pueden obviarse. La Administración de Justicia no puede celebrar juicios en condiciones tan inadecuadas, poco habituales y en parte indignas y vejatorias para los acusados.

Límites.
La escena grupos numerosos de personas esperando para entrar a juicio en el patio interior y en el mismo lugar, a la sombra (suerte que había) un coche ‘zeta’ de la Policía con un arrestado en su interior, es chocante y desagradable. Hay que valorar el esfuerzo de la institución insular al poner a disposición de la Justicia el espacio disponible. Pero incluso así, hay circunstancias en las que no se debe incurrir. Y un coche policial está para hacer traslados, no como precario calabozo. Hay cosas inadmisibles.