El juez que instruye el caso de la desaparición de Nuria Ester Escalante, de la que no se tienen noticias desde el pasado 31 de octubre, ordenó la puesta en libertad del principal sospechoso, un polaco de 37 años que permanecía en prisión preventiva. El magistrado estima los recursos presentados por su defensa, pero le retira el pasaporte y se le prohíbe salir de la isla, además de fijarle comparecencias obligatorias en el juzgado cada semana, pues se mantienen los cargos contra él. Así pues, los cinco individuos que fueron arrestados en su día por la Guardia Civil, los últimos de quienes se tiene constancia que estuvieron con la mujer desaparecida, están en libertad.

Seguir con las pesquisas.
El esclarecimiento de este caso debe ser una prioridad absoluta tanto para los investigadores como para el juez instructor y el fiscal del caso, que no pueden ni deben adoptar una actitud pasiva. La desaparición de una persona no es un asunto menor. Las pesquisas deben seguir el tiempo que haga falta, con los medios que se requieran, porque hoy en día es inconcebible que la sociedad asuma un ‘crimen perfecto’, por el cual nadie acaba ante la Justicia y respondiendo por sus actos. Nuria Ester Escalante está desaparecida. No se ha hallado su cuerpo, pero se sabe que entró en un callejón con el principal sospechoso y solo salió él.

Recurso de la familia.
El abogado de la familia de Nuria ya ha anunciado que recurrirá la puesta en libertad del sospechoso en quien recaen las principales sospechas. Hay que recordar que la Audiencia Provincial respaldo su permanencia en prisión hace pocas semanas, lo cual resulta contradictorio con la decisión de dejarle en libertad. Pero lo realmente importante es que este caso no caiga en el olvido. Debe ser esclarecido hasta las últimas consecuencias. Cueste lo que cueste. Otra cosa es inasumible y nadie lo entendería.