La modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Vila, el proyecto estrella del equipo de gobierno municipal de PSOE-Guanyem, no será definitivamente aprobada en el plazo previsto y por tanto, y hasta que ello suceda, será de aplicación el planeamiento urbanístico del PGOU del año 1987. Estamos ante el fracaso político más estrepitoso del alcalde socialista Rafa Ruiz y de la concejala de Urbanismo, Elena López. Un desastre sin paliativos, agravado por la circunstancia de que todas las administraciones implicadas son del mismo color político: el PSOE. Durante los últimos años el urbanismo de la ciudad de Eivissa ha estado paralizado para, a la postre, volver al planeamiento del 87, muchísimo más desarrollista y permisivo. No cabe mayor demostración de incapacidad política, expuesta a los ojos de la ciudadanía en vísperas de una cita electoral.

Un descomunal fracaso.
El Consell d’Eivissa decidió ayer hablar claro y admitir el fiasco en un comunicado donde exige al Ayuntamiento de Eivissa que modifique el Plan General de Ordenación Urbana para sujetarse a las objeciones planteadas por la Comisión Balear de Medi Ambient del Govern en materia de suficiencia en el suministro de agua potable, antes de proceder a su aprobación definitiva. Pese al tremendo revés que ello supone, Vila respondió con un comunicado que solo cabe calificar de ridículo, pues pretender negar la evidencia a estas alturas es absurdo e inútil.

Excusas.
El Consistorio lamenta el paso dado por el Consell d’Eivissa, al que responsabiliza de la vuelta al planeamiento de 1987, cuando la responsabilidad es plena y absolutamente atribuible al equipo de gobierno municipal. Llega al punto de negar que el abastecimiento de agua sea competencia municipal e incluso de reprochar al Govern y al Consell no haber avisado con anterioridad de los obstáculos en materia de suministro de agua que ahora impiden la aprobación del PGOU, algo que en todo caso pone en evidencia la incapacidad política manifiesta para aprobar convenientemente un plan urbanístico vital para la ciudad y para la propia isla.