Una jueza de Ibiza ha dejado en libertad con cargos al conductor de un vehículo que embistió con nocturnidad y alevosía contra dos terrazas en Santa Eulària. El sujeto en cuestión fue detenido tras accidentarse cuando huía, dio positivo en alcohol, también en drogas, y tras el período correspondiente en los calabozos, fue puesto a disposición del juzgado de guardia, que lo puso en libertad. Este episodio, además, ha adquirido una especial notoriedad ya que uno de los testigos lo grabó con su teléfono móvil y lo ocurrido lo ha podido ver todo el mundo.

Un asunto grave.
No hace falta ser jurista, y basta con utilizar el sentido común, para llegar a la conclusión de que este incidente es de una gran gravedad, y cuesta entender que al responsable se le haya puesto de patitas en la calle sin abonar ni siquiera una fianza. De nuevo la Justicia muestra síntomas preocupantes y da muy mala imagen ante los ciudadanos. En las últimas horas se ha sabido que Sandro Rosell, expresidente del Barça, ha sido absuelto tras permanecer casi dos años en prisión preventiva, y cuesta olvidar también el episodio de un juez y un fiscal de Palma acusados de pertenecer a una banda criminal y de enviar a prisión personas totalmente inocentes.

Recuperar la confianza.
La Justicia no solo adolece de falta de medios (la situación en Ibiza merecería un capítulo entero) si no también una grave crisis de credibilidad. ¿Pueden estar tranquilos los ibicencos con un individuo en libertad que se dedica a embestir terrazas repletas de gente? ¿No ha considerado la jueza que estos hechos pueden repetirse? Lo peor es que da la sensación de que, pase lo que pase, la Administración de justicia no reacciona ante este tipo de situaciones. Y que alguien que intenta llevarse por delante con su coche a personas que intentan disfrutar en una terraza esté ahora mismo en libertad, es un motivo para preocuparse.