La semana pasada se cumplieron tres años del desalojo pacífico de la manzana más conflictiva del barrio de sa Penya: la UA27, que comprende las calles Alt y Retir. En ese momento, el Ayuntamiento de Eivissa llegó a un acuerdo económico con las familias que allí vivían, que ascendían a un total de veinte. Pocos meses después, algunas de estas familias habían regresado a Ibiza y, en concreto, al barrio del que habían sido desalojados previamente. El Consistorio también levantó un muro para evitar que las casas que fueron desocupadas volvieran a ser habitadas: la realidad es que, actualmente, ese muro sirve de tendedero y hay indicios de que podrían estar de nuevo ocupadas.

Viviendas de protección oficial.
El Ayuntamiento de Eivissa quiere que las 44 infraviviendas de las calles Alt y Retir se conviertan en 11 viviendas de protección oficial, que tendrán entre 45 y 75 metros cuadrados y se repartirán en una superficie total de 940 metros cuadrados distribuidos en tres niveles, planta sótano y dos plantas. El pasado mes de febrero salió la licitación de este proyecto por valor de 2,2 millones de euros. Además de la construcción de las VPO se prevé la reurbanización de las calles Alt y Retir y la creación de un nuevo espacio público. El proyecto para revitalizar sa Penya sigue su curso y la mesa de contratación de las obras ya ha propuesto a una empresa para que las ejecute.

La realidad.
El equipo de gobierno liderado por Rafa Ruiz no ha sido el primero en intentar revitalizar y dar una nueva vida a este antiguo barrio de pescadores. Y ahora que estamos en campaña electoral no faltan las promesas para ver florecer a uno de los barrios con más solera de Ibiza. La cruda y triste realidad, sin embargo, se aleja de los proyectos de VPO y promesas de partidos que concurren a las elecciones: sa Penya sigue siendo una zona peligrosa para residentes y turistas y un punto neurálgico de venta de drogas. El barrio de Sa Penya tiene difícil solución social y precisa decisiones valientes.