Durante las próximas semanas Proposta per Eivissa (PxE) deberá decidir a qué partido da su voto para que gobierne en Sant Antoni. Todas las posibilidades están abiertas y el portavoz de la coalición regionalista, Joan Torres, ha mantenido contactos con el popular Marcos Serra y el socialista Simón Planells, de cara a negociar la gobernabilidad del ayuntamiento portmanyí. Evidentemente Torres hará valer su voto decisivo para elegir al futuro alcalde de Sant Antoni, pero exige a los socialistas que prescindan de su número dos, la tránsfuga Cristina Ribas.

Voto de castigo.
Los ciudadanos de Sant Antoni hablaron muy claramente el pasado domingo y el resultado electoral solo puede interpretarse como un castigo a la gestión de los últimos cuatro años del tripartito. La candidatura conjunta entre PSOE y Reinicia no sumó los concejales obtenidos por separado hace cuatro años, mientras el resultado del PP le da opciones de poder gobernar con Ciudadanos y PxE. Un gobierno formado por PSOE, Podemos y PxE es la otra alternativa que se plantea, pero tras la experiencia de los últimos meses no parece que sea muy fácil repetir un tripartito de izquierdas con el apoyo de Torres. Porque la humillación que sufrió el PI con el episodio de la concejala tránsfuga deterioró mucho las relaciones entre PSOE y el PI.

El futuro.
Si bien las dos alternativas de gobierno son posibles, cuesta creer que el PSOE pueda prescindir ahora de Cristina Ribas para contentar la lógica sed de venganza de Torres. Eso sería por parte de los socialistas aceptar su clamoroso error al promover el episodio de transfuguismo y ruptura con el PI. Por lo tanto, convendría analizar la situación con sentido común, con responsabilidad, y conformar un gobierno que sea estable y que resuelva los problemas de los ciudadanos. Sant Antoni merece estabilidad durante los próximos cuatro años tras una legislatura convulsa.