Balears es una de las comunidades autónomas que encabezan la lista de renuncias a las herencias, un fenómeno que se ha triplicado en los últimos años debido a diversas causas. La más importante, según los expertos, deriva a la acumulación de legados que incluyen volúmenes importantes de deudas, en la mayoría de los casos hipotecarias. La situación económica impide, en muchos casos, a los herederos poder hacer frente a los pagos pendientes y se opta por la renuncia, una circunstancia que, a tenor de los datos facilitados, lleva camino de seguir creciendo en el futuro.

El plazo de las hipotecas.
La fiscalidad, que en el caso de las Islas tiene uno de los índices más bajos respecto al conjunto del Estado, no es, en términos globales, el factor principal para explicar este constante crecimiento de las renuncias a las herencias. Todo indica que la enorme duración de las hipotecas, con plazos de amortización de treinta y cuarenta años, amplía las posibilidades de que su titular fallezca y sus herederos –siempre que no disponga de un seguro– deban continuar haciéndose cargo de los pagos. Las circunstancias personales y profesionales de los herederos acaban siendo determinantes sobre la capacidad de asunción de la herencia y los costes que ello supone. A la vista de las estadísticas, la causuística pone de relieve que aumenta de manera significativa la incapacidad de gestionar los costes de la herencia y se opta por su renuncia.

Nueva casuística.
Además de las razones motivadas por la acumulación de deudas, entre las renuncias de las herencias también figuran motivos derivados de sus elevados costes al no contemplar los nuevos modelos de familia. La legislación actual apenas deja resquicio fiscal para los legados a personas con una gran relación sentimental al margen de los lazos familiares; un segmento cada vez más creciente en una sociedad como la nuestra, cuya estructura ha cambiado de manera radical.