El Govern que preside Francina Armengol arranca la legislatura en un escenario de extrema dificultad al no haber prosperado la investidura de Pedro Sánchez que ha dejado en el aire la parte fiscal del Régimen Especial, así como la nueva financiación autonómica. Al mismo tiempo, el Gobierno en funciones no ha conseguido aprobar sus propios Presupuestos Generales, lo que obliga al Ejecutivo socialista a continuar con unas cuentas del Estado prorrogadas, aprobadas por Rajoy en mayo de 2018. Cuando la nueva consellera de Hisenda, Rosario Sánchez, inicia la elaboración de los presupuestos de la Comunitat para el próximo año, se ve obligada a efectuar ajustes porque Balears ha superado en 201 millones el límite de gasto que fijó el Gobierno central. Además, el déficit de las Islas se ha disparado al 1,27 por ciento, ya suma 417 millones y es el más alto de España. Otro dato preocupante es el incremento de la deuda del Govern, que en el primer trimestre ha aumentado en 918 millones y ya asciende 9.248 millones.

Agujero de 500 millones.
En conjunto, entre el desvío del gasto, el aumento del déficit y el incremento de la deuda, así como los 177 millones que debían llegar con los Presupuestos del Estado no aprobados, nos hallamos ante un agujero de 500 millones en las cuentas autonómicas. Es una cifra preocupante que dispara la demora en el pago de las facturas a los proveedores, que, en un año, ha pasado de 30 a 51 días. Además, obliga a la consellera Sánchez a negociar los ajustes en cada una de las consellerías del Govern, siendo Salut el área más sensible por su impacto sobre la población.

Ejercicio de rigor y ajustes.
La redacción de los Presupuestos autonómicos del 2020, con el necesario equilibrio entre gastos e ingresos, será un duro ejercicio de rigor y ajustes. El Govern del Pacte no sabe cuándo habrá nueva financiación autonómica y desconoce cuál será la aportación del Estado. Muy difícil.