El juez decano de Ibiza, Juan Carlos Torres, ha elevado al Ministerio de Justicia y al Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) un escrito informando de las deficiencias de las que se ha tenido conocimiento en la que será la futura sede judicial una vez que las obras finalicen y el inmueble sea entregado a la Administración. Dada la gravedad del episodio, con multitud de goteras y el sótano inundado, se trata de una comunicación muy procedente. Además, los sindicatos han manifestado su honda preocupación pues este nuevo contratiempo parece ser el preludio de un nuevo retraso en el calendario previsto para acabar con la precariedad que se sufre tras el incendio provocado en la vieja sede de Isidor Macabich el pasado mes de enero.

Aún no está acabado.
No cabe calificar las filtraciones como algo normal, en absoluto, pero también hay que considerar que el edificio aún está técnicamente en obras y no ha sido entregado por la empresa constructora, Acciona, al Ministerio de Justicia. Independientemente de esto, no cabe duda de que un inmueble de nueva construcción no puede de ningún modo ser recepcionado hasta que las deficiencias que ahora se acaban de poner de manifiesto tras un episodio de lluvia intensa, sean absolutamente solventadas.

Escepticismo.
Así, es muy lógica la intranquilidad manifestada por los funcionarios de Justicia y también por parte del Ilustre Colegio de Abogados de Balears. Y también es comprensible el desánimo que se ha apoderado de la gran mayoría de operadores jurídicos, que temen que pueda volver a demorarse el esperado traslado desde la ubicación temporal del edifico Cetis hasta la nueva sede. El escepticismo es normal, dadas las circunstancias. Pero la Administración debe exigir a la constructora que finalice las obras a plena satisfacción.