Los últimos datos sobre las serpientes capturadas en Ibiza y Formentera en estos últimos cinco meses son un motivo para la preocupación. Durante este tiempo la Federación de Caza Balear y el Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares han cazado 1.800 serpientes herradura en las islas, pero hay muchas más, lo cual resulta una amenaza para la lagartija autóctona, las crías de perdiz y los gazapos de conejo. Afortunadamente las serpientes no suponen ningún riesgo para los humanos, pero sí pueden producir leves heridas en caso de una mordedura.

Fallaron los controles.
Las serpientes son una especie invasora que empezaron a llegar hace más de 10 años a Ibiza, pero la Federación de Caza Balear comenzó con esta labor hace tres años. Ahí empieza el primer problema. Durante siete años nadie tuvo consciencia del problema que venía encima y evidentemente no se tomaron las medidas para acabar con las serpientes invadoras. Fallaron los controles por parte de las administraciones y por eso el problema se ha agravado en este tiempo. De poco sirve dictaminar ahora que las serpientes llegaron en olivos procedentes de la Península. Volvieron a fallar los controles, pero más sorprendente es que los ciudadanos deban ahora de comprar las jaulas por 15 euros. Si la administración falló en los controles hace diez años, debería asumir ahora el coste que supone capturar las serpientes. Como ocurre siempre, el ciudadano paga de su propio bolsillo la incompetencia de la administración.

Un problema sin solución.
En primer lugar hay que elogiar la labor de la Federación Balear de Caza en colaborar con la captura de las serpientes. También debe destacarse la sensibilidad por parte del Consell d’Eivissa desde que se tuvo consciencia del problema, pero se echa en falta un plan mucho más ambicioso por parte de la Conselleria de Medio Ambiente. Quizás si hubiese una plaga de serpientes en Mallorca el problema ya estaría casi resuelto, pero está pasando en las Pitiusas.