La nueva convocatoria electoral para el 10 de noviembre constituye un fracaso de la política y constata la incapacidad y la irresponsabilidad de los líderes parlamentarios que el 28 de abril recibieron el mandato de las urnas para dialogar, negociar y pactar para formar un nuevo Gobierno. Los ciudadanos asisten al espectáculo de reproches, descalificaciones, vetos personales y líneas rojas que nos conduce a otros comicios de resultado incierto. Unas elecciones que nadie quería y cuyos resultados no garantizan el desbloqueo necesario. Únicamente hay acuerdo en que se incrementará la abstención. De estos meses de parálisis y tacticismos de partidos, cabe exigir responsabilidades en primer lugar a quien encargó el Rey la formación de Gobierno. El presidente en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha fallado e incluso ha renunciado a un nuevo debate de investidura que habría permitido negociar hasta el límite del calendario constitucional. No son ajenos a este grave fiasco institucional los otros líderes que se han negado a facilitar la investidura.

Repercusión para Balears.
La larga situación de interinidad en la Administración del Estado -desde junio de 2018 con los Presupuestos de Rajoy prorrogados y desde mayo pasado con un Gobierno en funciones- está perjudicando a Balears. Una comunidad emprendedora y dinámica como estas Islas necesita la estabilidad de un Ejecutivo central que sea interlocutor válido para afrontar cuestiones urgentes como el desarrollo del Régimen Especial, concretamente los aspectos fiscales, y el nuevo modelo de financiación autonómica.

Los presupuestos del 20210, en el aire.
La presidenta Armengol muestra su «decepción» por estas nuevas elecciones, consciente de los retrasos que afectan a Balears. Ahora mismo, la elaboración de los presupuestos autonómicos del 2020 se halla al albur de los resultados de los próximos comicios y un Gobierno cuyo color político se desconoce y sin fecha de constitución.