Hasta en tres ocasiones el desinterés del Gobierno por cuestiones relativas a Balears ha merecido la reprobación de la mayoría del Parlament, una actitud que ha logrado resolver diferencias ideológicas para denunciar las indiferencia o desconocimiento de algunos de sus ministros. El retraso en el pago de las ayudas por la torrentada de Sant Llorenç (Mallorca), la anulación de la transferencia de 177 millones de euros correspondientes a la financiación autonómica y la investigación del pago del descuento de los billetes a los residentes, han sido los tres temas que han provocado la indignación política en las Islas. La falta de sensibilidad en relación a los problemas de nuestra autonomía han acabado generando una semana negra para el Gobierno en el Parlament.

Críticas transversales.
El grado de indignación mayúsculo entre las fuerzas parlamentarias han logrado estos apoyos mayoritarios a las reprobaciones políticas del Parlament, sumándose votos de la derecha y de la izquierda para evidenciar el enfado ante una actitud, entre negligente e ignorante, de diferentes ministros del Gobierno socialista que preside Pedro Sánchez. Los agravios han resultado sonrojantes. En todas las ocasiones el Govern de Francina Armengol ha quedado desarmado y sin argumentos para defender la posición de los ministros, cuyas decisiones eran torpedos financieros o amenazas veladas de fraude en los viajes a la Península. El bloqueo de las ayudas a las víctimas de la torrentada del Llevant del pasado año no tiene justificación posible, sólo la ineficiencia sistemática de la Administración.

Sin sordina política.
De manera casi excepcional, el Parlament ha logrado hacerse eco de un comportamiento indignante respecto a las Islas, superando las diferencias política en la defensa del interés común de los ciudadanos. El reproche al Gobierno central, aunque sólo moral, ha permitido levantar la voz desde Balears. No faltan motivos.