La quiebra de Thomas Cook está teniendo un gran impacto sobre la sociedad y la economía balear, siendo los empleados y las pymes del archipiélago que dependían del touroperador británico los más afectados. La declaración de preconcurso o concurso de acreedores de sus filiales españolas arrastra a los juzgados de lo Mercantil a varias empresas. Son proveedores que adoptan medidas para protegerse de la situación de insolvencia provocada por el abrupto final de la agencia de viajes más antigua del mundo con enorme incidencia en Balears. En conjunto, una situación extraordinariamente compleja y difícil a la que intentan hacer frente, para paliar sus perjudiciales repercusiones, el Gobierno central en funciones y también el Govern Armengol con distintas medidas.

Evitar errores en el futuro.
La amarga crisis de Thomas Cook, fruto de una errática gestión y una deuda multimillonaria cuyos costes financieros aumentaban cada mes, puede transformarse en una oportunidad. Es una dura lección de que debe aprender la industria turística de las Islas, tal como señala la copresidenta de Riu Group, Carmen Riu. En declaraciones a Ultima Hora, que han obtenido amplio eco en el sector, manifiesta que «hay que pararse y analizar los hechos que la han provocado». Esta reflexión, añade Carmen Riu, «nos permitirá, por un lado, evitar errores en el futuro, y, por otro, porque es una oportunidad que nos permite ver lo que quieren y demandan nuestros consumidores, es decir, nuestros turistas».

Cambios en la comercialización.
Aprender de la quiebra de Thomas Cook significa adaptarse y aplicar en el negocio turístico nuevas fórmulas de comercialización y contratación, concretamente las que proceden del ámbito digital, que está revolucionando usos, costumbres y las fórmulas de relación de los usuarios con las empresas. Otros touroperadores que relevarán al gigante caído, pero Balears seguirá siendo un destino turístico por excelencia.