Pedro Sánchez anunció, poco antes de las elecciones generales del 10-N, que formaría Gobierno «en cuestión de días, en diciembre si es posible». Mañana se constituyen las nuevas Cortes Generales y arrancará la nueva legislatura. Un total de 71 diputados se estrenarán en el cargo. Son la quinta parte de los 350 que tomarán posesión en una jornada que también decidirá los órganos de gobierno del Congreso. Al mismo tiempo los 52 diputados de extrema derecha que ha obtenido Vox no dejan indiferente a nadie. Según la norma constitucional, el rey Felipe VI ya puede iniciar el miércoles la ronda de consultas para la investidura del nuevo presidente del Ejecutivo central. Podrán acudir más de una veintena de partidos por la fragmentación de la representación parlamentaria en la Cámara.

Un escenario más complicado.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones apostó por unas segundas elecciones generales para restar peso político a Unidas Podemos mediante la cuña del grupo disidente de Iñigo Errejón, aproximar posiciones con Ciudadanos, dejar fuera de juego a los independentistas catalanes y conservar el diálogo con el PNV para completar acuerdos y mayorías. Los pronósticos de Sánchez no se han cumplido y tanto ha resistido Unidas Podemos que ya ha suscrito un pacto con Pablo Iglesias para formar un Gobierno de coalición; Ciudadanos se ha derrumbado, Errejón carece de relevancia, y la conclusión es que la investidura de Sánchez depende y está en manos de la abstención de ERC.

ERC marca el calendario.
El Gobierno que Pedro Sánchez anunció que formaría en cuestión de días se demora. ERC quiere hacerse valer, con la mirada puesta en las elecciones autonómicas catalanas, donde quiere configurarse como primera fuerza política. Porque la abstención de ERC depende del calendario catalán, que no controla el PSOE, sino Quim Torra. La investidura se retrasa y la incertidumbre vuelve a resurgir y golpear la política española.