Hasta veintidós miembros integrarán el nuevo Gobierno que el presidente Pedro Sánchez está previsto que presente mañana, el primero de coalición desde que se recuperó la democracia, pero también uno de los más numerosos –sólo superado por el último de Adolfo Suárez en 1981, con veintitrés miembros–. La cifra de ministerios responde a la necesidad de atender la exigencias de su socios, Unidas Podemos, y, al mismo tiempo, evitar un exceso de protagonismo frente al PSOE. El resultado final es un Gabinete a todas luces excesivo y con algunos departamentos claramente innecesarios, como es el caso de Consumo, cuyas competencias están transferidas en su totalidad a las comunidades autónomas.

Poco ejemplo de austeridad.
La creación de un ministerio supone la creación de una considerable maquinaria administrativa, de cargos públicos y funcionarios, que no se compatibiliza con la austeridad que debería caracterizar a la Administración pública de un Estado cuyas cuentas están lejos de ser boyantes. Hay un notable grado de desconfianza entre PSOE y Unidas Podemos –entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias–, con su sobrevenido entendimiento político tras los últimos comicios para explicar esta inflación ministerial. Sólo la eficacia en la gestión podrá acallar las previsibles críticas de la oposición y de los contribuyentes.#Porque, y a título de ejemplo, es necesario resaltar que en Alemania, con 82 millones de habitantes y también con un ejecutivo de coalición, hay 14 ministerios; en España, con 46 millones, habrá 22.

Los resultados.
El número de integrantes del Consejo de Ministros dejará de ser una cuestión polémica o con relevancia política en la medida en que se aborden y resuelvan los problemas más importantes de España y sus ciudadanos. Este debería ser el principal objetivo de Sánchez y de su numeroso equipo de colaboradores.