Las autoridades de las Islas y empresarios de las principales cadenas hoteleras han sido fieles a una de las principales ferias turísticas, Fitur, que se ha convertido en un foro indispensable que se añade a las ferias de Londres y Berlín para calibrar el desarrollo de la próxima temporada. En esta ocasión, todo indica que será el turismo nacional el que cubra la incierta demanda de británicos y alemanes, afectados unos por el ‘Brexit’ y otros por la ralentización económica.

Foro de debate.
En la jornada previa, en el foro de Exceltur, su presidente y CEO de Meliá, Gabriel Escarrer Jaume, expresó ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la preocupación del sector ante determinados anuncios sobre la futura política económica y laboral del Ejecutivo. Hizo una especial mención al impacto de la modificación al alza del salario mínimo interprofesional. Las reflexiones de Escarrer son obligadas ante la insuficiencia de una interlocución específica del empresariado turístico con el Gobierno, una carencia que de manera obstinada no se quiere resolver. La solución de muchas deficiencias del país pasan, precisamente, por potenciar nuevas modalidades de turismo.

Turismo, un ministerio propio.
Resulta inexplicable que una de las industrias más potentes de España como es el turismo carezca de un departamento ministerial propio. Y menos con un Gobierno tan numeroso. Áreas cuyas competencias están transferidas casi por completo a las comunidades –Cultura, Educación, Sanidad o Consumo– disponen de potentes entramados políticos y administrativos en el Gobierno. Estas áreas tienen un orden de prioridades claro mientras que Turismo, con Reyes Maroto al frente, se comparte con Industria y Comercio. España y Balears necesitan un asiento para el turismo con entidad propia en el Consejo de Ministros.