El Consell d’Eivissa, los ayuntamientos y las asociaciones de taxis de Ibiza han anunciado que intentarán tener preparada la modificación de la orden de carga y descarga de 2012 antes de que comience la época de verano. En la actualidad solo Vila cuenta con una normativa propia, pero ya hay otros ayuntamientos, como es el caso de Sant Antoni, que han advertido que no dejarán cargar clientes en su municipio a taxistas de la capital ibicenca. El problema ahora mismo, recordemos, es que el concejal de Movilidad de Vila, Aitor Morrás, decidió que ningún taxi que no sea del municipio pueda cargar en la capital y cumplir así la normativa propia, lo que ha provocado, evidentemente, el malestar del resto de taxistas.

Un sector complejo.
No es solo en Ibiza donde el sector del taxi mantiene conflictos eternos, y que en muchas ocasiones se radicalizan y que, además, son los usuarios lo que pagan las consecuencias con un mal servicio, al margen de la mala imagen que se da al turista. En este nuevo escenario, y en esta nueva discusión, parece razonable garantizar que el 15 por ciento de los taxis del municipio se queden en su propio territorio para cubrir el servicio interior. Sobre este punto no debería haber más que consenso entre las partes.

Malestar con Vila.
Ahora bien, para que haya acuerdo tiene que haber posturas flexibles, y no parece que la decisión de Vila de poner límites a taxistas de otros municipios sea la mejor manera para poder negociar con el objetivo de alcanzar el consenso final. Recordemos que todavía se está pendiente de la aplicación del GPS, pero lo que parece claro es que ahora existe una oportunidad para alcanzar un acuerdo entre todas las partes de un conflicto que lleva demasiado tiempo, y que necesita soluciones duraderas. No es posible que cada año cuando se acerca la temporada de verano haya que volver a negociarlo todo en el sector del taxi. ¿Tan difícil es ponerse de acuerdo y alcanzar una paz duradera en el sector? Ahora es el momento de conseguirlo.