La iniciativa de los vedraners, que cuenta con el apoyo de la Asociación de Vecinos de sa Raval y de la Associació de Propietaris de Finques Rústiques de Sant Josep, de solicitar al Consell d’Eivissa que declarare la tradición ancestral de anar a buscar ses cabres de es Vedrà Bien de Interés Cultural Inmaterial (BICI) y la buena acogida que ha tenido la medida por parte de la primera institución pitiusa anticipan el final de una polémica estéril que el Govern y los animalistas tendrán muy difícil mantener. La presencia de cabras en el islote ha sido, desde tiempo inmemorial, compatible con la preservación de la fauna del islote más característico de las Islas Baleares, por lo que es muy difícil de justificar su erradicación por este motivo. En caso contrario, después de tantos siglos de presencia de los animales (la primera referencia que se tiene data de 1252), ya no existiría dicha fauna. Además, después de la reducción del rebaño se ha constatado la facilidad con la que se recupera biodiversidad del islote. El Consell d’Eivissa, la institución que ha dado inicio al expediente para proteger la tradición, propone, de forma muy acertada, un acuerdo entre vedraners, Consell y Govern balear que haga compatible la preservación del patrimonio de los ibicencos, con el bienestar animal y la preservación de la fauna del islote, lo que es, sin duda, su obligación. Es una postura alejada de los extremismos y de las posturas ideoligizadas y repleta de sentido común, algo que hay que agradecer.

De francotiradores, a proteger la tradición.
La medida llega en un momento clave, ya que el Govern había fijado para mañana, día 15, el límite para que el Consell d’Eivissa presentara un plan para extraer las cabras, medida que llega después de que de manera equivocada el Ejecutivo de Armengol tratara de aniquilar de forma infructuosa, a través de francotiradores, el rebaño de cabras en 2016. Consciente de que no podía volver a cometer el mismo error, el Ejecutivo balear ha tratado de externalizar la responsabilidad en el Consell d’Eivissa, institución que no tiene competencias en la materia y que desde que gobiernan el Partido Popular y Ciudadanos ha buscado un equilibrio entre la tradición y la preservación del medio ambiente.