El acercamiento pactado entre el Partido Popular y Ciudadanos para unificar sus listas en las elecciones autonómicas de Galicia, País Vasco y, más adelante, Catalunya, se ha topado con serios problemas. Los cabezas de lista conservadores en Galicia y el País Vasco, Alberto Núñez Feijoó y Alfonso Alonso, respectivamente, han puesto objeciones al acuerdo con la formación que lidera Inés Arrimadas. Ambos han cuestionado los beneficios electorales de la alianza. Aunque Núñez Feijoó ha impuesto su rechazo, Alonso estaba dispuesto a aceptarlo con algunas condiciones. La imposición de Pablo Casado ha desairado al PP vasco. Habrá que ver qué consecuencias tiene en las próximas elecciones autonómicas en Euskadi.

En caída libre.
Mientras que Núñez Feijoó ha logrado un trato a medida, prueba de su fortaleza como ‘barón’ ante la dirección estatal, Alonso se ha negado a firmar un pacto en el que no ha participado minado tras las elecciones. PP y Cs se encuentran en auténtica caída libre en dos comunidades históricas, País Vasco y Catalunya. Carecer de representación o mantenerla en índices irrelevantes en esas autonomías supone un grave escollo para poder alcanzar el Gobierno central. Casado y Arrimadas comparten este análisis. El PP de la periferia no intuye esos beneficios.

Un frente constitucional.
La aproximación de Ciudadanos al PP era pública incluso antes de las pasadas elecciones generales. El partido naranja tiene asumido su difícil situación y ve en el frente común un asidero para frenar el deterioro electoral que protagonizó en las elecciones del 10 de noviembre y que provocaron la dimisión de su entonces líder, Albert Rivera. La defensa del constitucionalismo y la aversión a las fuerzas nacionalistas y/o independentistas son el pretexto de una coalición que quiebra la unidad del Partido Popular en el País Vasco.