La suspensión de la ITB, la feria turística más importante en uno de nuestros principales mercados emisores, Alemania, abre un escenario de incertidumbres económicas para Ibiza y Formentera en los próximos meses. La cita de Berlín, que debía comenzar el próximo lunes, sirve para la programación de la temporada para los hoteleros y el resto de actividades relacionadas. La afectación incluye las estrategias de conectividad aérea, transportistas, agencias de viajes, ... todo un cúmulo de elementos vinculados a la industria turística cuyas previsiones han quedado comprometidas negativamente.

Coronavirus global.
La ITB ha sucumbido a la expansión progresiva de la epidemia de la COVID-19, un coronavirus sobre el que la Organización Mundial de la Salud incrementó ayer a «muy alta» su incidencia sobre la población. Con esta advertencia parece lógica la decisión de los responsables de la feria berlinesa, que congrega a alrededor de 160.000 visitantes. Es preciso insistir en las versiones contradictorias de los expertos que circulan y de las que se hacen eco los medios de comunicación, un escenario que provoca la lógica alarma social. Resulta urgente unificar las fuentes informativas, con el máximo rigor, veracidad y transparencia, si en realidad se quiere evitar una situación de pánico colectivo de consecuencias impredecibles.

Una reacción institucional.
Las instituciones deben reaccionar de inmediato para tratar de minimizar las consecuencias de la cancelación de la ITB, una operación que implica, necesariamente, al Gobierno central y, por supuesto, a todo el sector turístico. A pesar de que no hay motivo para la alarma, ya que en España no se ha producido un contagio masivo como en Italia y los hoteleros dicen no haber notado cancelaciones en las reservas, lo que no supone, en absoluto, no atender los evidentes riesgos que tenemos enfrente. El Consell d’Eivissa ha de estar preparado para realizar un esfuerzo promocional adicional en cualquier momento, si se identifican síntomas que así lo aconsejen.