Baleares registrará mañana un importante avance en la recuperación de la ansiada normalidad social y económica con la entrada en la fase 2, alterada de manera adversa por los efectos de la pandemia. El proceso de desconfinamiento relaja de una manera sustancial las restricciones anteriores y permite, aunque de manera todavía limitada, ampliar parte de los servicios vinculados a la hostelería y la restauración, esenciales para contener las cotas de desempleo en las Islas. Bares y restaurantes, así como los grandes centros comerciales, abrirán mañana sus puertas para acoger, de nuevo, a su clientela, mientras que los establecimientos que ya lo podían hacer en la fase 1 también liberalizan su actividad. La ampliación de las franjas horarias para los paseos y la actividad deportiva, así como el acceso a las playas, son otros aspectos novedosos de esta etapa.

Prevención relajada.
Los expertos advierten del peligro que entraña el progresivo desconfinamiento, que muchos ciudadanos interpretan como un signo de que el peligro de contagio con el virus es mínimo o ha desaparecido. No es así. La COVID-19 todavía no tiene una vacuna que lo combata, el riesgo del rebrote es real y es un error quererlo obviar. Determinados comportamientos sociales confirman que se están abandonando principios tan simples como eficaces: la distancia social y el lavado de manos. Grupos de amigos o familiares ocupando las terrazas, paseos concurridísimos, fiestas improvisadas, ... todo un cúmulo de imprudencias que pueden acabar costando muy caro a los temerarios.

Prudencia, mucha prudencia.
Cumplir con las indicaciones de las autoridades sanitarias sigue siendo el modelo a seguir, a pesar de las notorias imperfecciones de las últimas semanas. Balears no está libre del virus, cada día se siguen contabilizando nuevos casos y fallecimientos, por eso es imprescindible no retroceder en todo lo avanzado: es un éxito conseguido con la responsabilidad de todos.