El titular de la Conselleria de Educación, Martí March, presentó ayer las líneas maestras de los protocolos que se seguirán en los centros educativos de Baleares en el inicio del curso escolar. La evolución de la pandemia condiciona, como no puede ser de otro modo, la vida en las aulas. Las normas afectan a la utilización de las mascarillas, límites en el número de alumnos, entradas escalonadas, semipresencialidad optativa en los ciclos superiores, ... Todo un conjunto de propuestas con las que se pretende garantizar un inicio del curso, aunque se mantienen las incógnitas respeto a su eficacia; la experiencia marcará la evolución de las indicaciones.

La fórmula.
Educación ha optado por la fórmula intermedia para poner en marcha el curso el próximo día 10 de septiembre. Tratar de mantener a raya el coronavirus en los centros escolares es una tarea compleja, más en unos momentos en los que su velocidad de contagio se ha disparado hasta unos niveles alarmantes. Sin embargo, retomar la actividad escolar es, también, una prioridad irrenunciable tras el anómalo final del pasado curso que estuvo marcado por el confinamiento. La preocupación, además, alcanza también a los padres de los alumnos, muchos de los cuales se muestras escépticos sobre las garantías sanitarias en la actividad docente.

Vigilancia y control.
El próximo curso no será normal. El esfuerzo, por tanto, es tratar de minimizar el efecto de la pandemia en la vida escolar, normalizarla al máximo. En esta tarea la actitud de los docentes es esencial, como también lo es la de los padres. Quedan por delante meses complicados en los que deberán resolverse dudas y situaciones imprevistas, pero es imprescindible asegurar que la actividad docente continúa, que no se interrumpe. La formación, y no sólo académica, de nuestros jóvenes, merece sin lugar a dudas el esfuerzo.