El portavoz del Govern sobre la evolución de la pandemia, Javier Arranz, ha pedido esta semana a la población que se abstenga de salir a cenar y no mantenga reuniones sociales. Su declaración enfatiza el anuncio de un recrudecimiento de los contagios durante las próximas tres o cuatro semanas. En el conjunto de Baleares, Ibiza es la isla que presenta peores datos con una incidencia y una tasa de positividad desbocadas. Las instituciones insulares, municipales y autonómicas son conscientes de la delicada situación sanitaria que está atravesando la mayor de las Pitiusas y dieron ejemplo de unidad para intentar frenar el virus.

Toque de queda.
Para intentar mitigar la expansión del virus, en Ibiza se ha implantado el toque de queda de 22.00 horas a 06.00 horas desde este pasado viernes. En el resto de Baleares, este toque de queda empieza a medianoche. En la primera noche de toque de queda, sólo en Vila se han interpuesto 39 propuestas de sanción por no cumplir la normativa de las que 19 actas son por incumplimiento del toque de queda. En Santa Eulària, los agentes abrieron seis actas, una de ellas contra un local donde se acumulaba un gran número de personas sin mascarilla, incluso fumando y en grupos con más de seis personas. En la mano de los ciudadanos está el poder parar un poco la expansión del virus para no colapsar los dos únicos hospitales que hay en Ibiza.

Virus desbocado.
Los expertos de la Conselleria de Salud esperan para las próximas semanas un importantísimo repunte en la cifra de contagios en Baleares, alcanzando niveles de hasta 500 infectados por cada 100.000 habitantes, casi triplicando la tasa actual. Con estas previsiones se entiende la preocupación de los responsables institucionales y, al mismo tiempo, se evidencia la ausencia de una hoja de ruta más clara sobre cómo y de qué manera se quiere atajar el problema. La sensación de desconcierto es inevitable ante este escenario, que se augura casi tan incierto como el vivido el pasado mes de marzo.