El Govern se ha desentendido de las ayudas anunciadas la semana pasada para las empresas afectadas por el cierre de los establecimientos de hostelería, comercio y actividades deportivas. La intervención del Ejecutivo se ha limitado a preparar la propaganda para anunciar la medida con el claro objetivo de apropiarse de los beneficios políticos del anuncio de unos fondos de los que nada se sabe todavía.

Deslealtades.
La primera deslealtad que ha cometido el Govern en este asunto es que diseñó y anunció un plan sin contar con los consells, a pesar de que desempeñan un papel clave, en tanto que son las administraciones que han de redactar y publicar las bases de la convocatoria de las ayudas, siguiendo la condicionalidad impuesta por el Govern, y gestionarlas. La segunda y más grave todavía, en tanto que afecta a los plazos en los que los afectados podrán recibir la ayuda, es que ayer, seis días después del pomposo anuncio en el marco del Pacto por la Reconstrucción, ni la Conselleria de Hacienda, ni la Conselleria de Modelo Económico, los dos departamentos implicados en el plan, habían ofrecido respuesta alguna, cuando se trata de extrema necesidad que los afectados reciban las ayudas cuanto antes. El Consell necesita recibir una suerte de encomienda de gestión para poder tramitar las ayudas, ya que no tiene competencias en este ámbito, y firmar un convenio con el Govern balear para dotar el plan de seguridad jurídica. La tercera deslealtad y un ataque al autogobierno, es que si los consells, además de poner la mitad de los 4,7 millones de euros, a pesar de tener un capacidad financiera mucho menor, han de publicar las bases y han de gestionar las ayudas, lo mínimo que merecen es poder participar en el diseño de la operación y que ésta no soliviante a los afectados por los retrasos del Govern.

Retraso.
La tramitación de estas ayudas, que en esta páginas hemos calificado de insuficientes, es el reflejo de la improvisación con la que se han diseñado y la constatación de que son el resultado de la presión, primero de la movilización de la semana pasada en Palma, y después de Més per Mallorca y Podemos al PSIB. Y, lo que es peor, de que el Govern hace aguas, está sobrepasado, ha perdido el control de la situación y adolece de empatía con los afectados.