No hay ni una sola evidencia que permita afirmar que la actividad turística podrá retomarse durante el primer semestre de 2021. El mensaje oficial es que hasta finales del próximo verano no estará vacunado el 70% de la población europea, porcentaje que supone la inmunidad de rebaño. Es indiscutible que el año pasado hubo algo de temporada sin vacuna después de haber derrotado la primera ola y también que esa experiencia no fue satisfactoria porque la movilidad reintrodujo el virus en territorios que lo habían erradicado, como Ibiza y Formentera. El Gobierno de España debe entender que la situación del tejido empresarial y social de Ibiza y Formentera difícilmente resistirá una temporada como la anterior y, por lo tanto, debe mostrar una especial sensibilidad con unas islas que han hecho, históricamente, un esfuerzo de solidaridad con el resto de país.

Fondos de resilencia.
La implicación del Gobierno no ha de postergarse hasta el reparto de los fondos de resilencia de la Unión Europea, una imprescindible inyección económica para relanzar la economía que, no obstante, no es suficiente para resistir hasta que llegue ese momento.

Dos factores: ayudas y vacunas.
Sin que suponga discriminar ni perjudicar a nadie, el Govern debe hacer ver al Gobierno que es de interés general que zonas eminentemente turísticas sean las primeras en alcanzar la inmunidad de rebaño para que puedan presentarse ante sus mercados emisores como destinos seguros, lo que permitirá reactivar la actividad en esas zonas y supondrá ingresos fiscales en lugar de inyecciones en ERTE y otro tipo de prestaciones, y éste debe hacer, a su vez, lo propio ante las autoridades autonómicas y las europeas. Mientras no se produzca ese momento, es imprescindible, además, que lleguen ayudas para mantener el tejido productivo, ya que de lo contrario no habrá servido de nada el esfuerzo que se ha hecho hasta ahora. La responsabilidad es de Pedro Sánchez, y el reto de convencerle es de Francina Armengol quien debe mostrarse mucho más combativa ante Madrid.