El anuncio de una moción de censura de Ciudadanos y el PSOE en Murcia para descabalgar al presidente autonómico del PP desató ayer un terremoto político en todo el país. La nueva alianza de liberales y socialistas encendió una traca que ha desestabilizado importantes gobiernos regionales. Al final de la jornada, Madrid quedaba como la plaza más emblemática al cruzarse la petición de una moción de censura con la disolución de la Asamblea dictada por la presidenta, Isabel Díaz Ayuso. Un tema que tiene visos de quedar a expensas de lo que decidan los jueces sobre la prelación de decisiones que pretendían neutralizarse entre ellas, cuestión esencial para dilucidar el futuro gobierno en la Puerta del Sol.

La reorientación de Cs.

Inés Arrimadas, la presidenta de Ciudadanos, ha decidido dar un último paso para tratar de evitar el desplome definitivo de la formación naranja que fundó Albert Rivera. El fracaso de Cs en los pasados comicios al Parlament de Catalunya ha sido el detonante del súbito acercamiento al PSOE, una operación en la que es fácil suponer que los socialistas también se han involucrado de manera decisiva. A corto plazo, el golpe al PP de Pablo Casado es indudable –más si Díaz Ayuso perdiese el gobierno madrileño –, aunque se mantiene la incertidumbre en la comunidad de Castilla y León. En el Ayuntamiento de Madrid y Andalucía está garantiza la continuidad del PP y Cs.

En plena pandemia.

La ciudadanía asiste atónita al espectáculo que ofrece la clase política en plena pandemia, como si el interés propio se haya priorizado frente al control de una crisis que todavía está lejos de poder ser considerada bajo control. El cortoplacismo se ha vuelto a imponer, el efectismo invade la manera de hacer política en nuestro país sin importar sus consecuencias. La próximas semanas serán decisivas para saber el verdadero alcance de lo ocurrido y las decisiones tomadas el 10 de marzo de 2021. PSOE y Cs provocan un estallido político en España