La presidenta del Govern, Francina Armengol, anunció ayer el importante paquete de ayudas directas a las que tendrán acceso decenas de miles de empresas y autónomos de Baleares: una inyección histórica cercana a los 1.000 millones de euros. La medida es, sin duda, el reflejo del reconocimiento de que Baleares y Canarias son las dos regiones que están sufriendo un mayor impacto negativo en sus economías –muy superior que en otras autonomías– como consecuencia del descalabro de la crisis de la COVID-19 en el turismo. Estas ayudas contribuirán a la supervivencia del tejido empresarial, muy dañado en los últimos meses, a salvar numerosos puestos de trabajo y a transmitir optimismo social ante la recuperación.

Un planteamiento riguroso.

Con la comunicación de ayer ante la Mesa de Diálogo Social, a la que asistió la secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Ana de la Cueva, se pone fin de forma satisfactoria a semanas de especulaciones. No existen precedentes de un esfuerzo similar, en el que desde el Estado asume que es preciso salvar la economía balear, ya que históricamente esta tierra ha sido maltratada por todos los gobiernos. El Govern ha contribuido al trasladar acertadamente al Gobierno la necesidad de que las empresas de Baleares tengan un tratamiento específico.

Un nuevo escenario.

Aunque con excesivo retraso, el apoyo millonario a las empresas de las Islas dibuja un nuevo horizonte económico a corto y medio plazo, tanto por las vías de apoyo económico que deben implementarse con la mayor celeridad que sea posible como por las nuevas expectativas de cara a la próxima temporada. La decisión de Alemania de sacar a Baleares de las zonas de riesgo es una magnífica noticia para toda la industria turística. Aunque el alemán no sea el mercado más importante para Ibiza y Formentera, la decisión alemana supone un mensaje nítido de que Baleares está dejando atrás un periodo marcado por la incertidumbre. Las dudas aún persisten para la industria del ocio, clave para garantizar una temporada cuyo resultado dependerá de la evolución de las vacunas.