El PSOE de Ibiza, a través del grupo del Consell, ha emprendido una cruzada contra la aprobación del reglamento de simplificación administrativa aprobado inicialmente por el Consell d’Eivissa hace unas semanas. La crítica de los socialistas del Consell se ha centrado en el consumo de territorio y la turistificación del campo de Ibiza, en la eliminación de barreras y controles en algunos trámites urbanísticos y en la invasión de competencias autonómicas. Los socialistas del Consell -no así los de los ayuntamientos de Ibiza y Sant Josep que no han criticado el reglamento ni presentado alegaciones- yerran en la crítica de forma tan notoria que excede la tradicional y comprensible censura de la oposición al gobierno.

Amplio consenso.
El reglamento es un éxito del gobierno de Vicent Marí porque ha hecho lo que en su ámbito de competencia ha sido posible para reducir y eliminar trámites burocráticos que retrasan los proyectos y colapsan los departamentos cuyos recursos han de ser incrementados sin que ello se traduzca en una mayor efectividad. Ha reducido burocracia en cédulas de habitabilidad, licencias de primera ocupación, obras de reforma con comunicación previa y trámites de patrimonio. Los ayuntamientos y los colegios profesionales han aplaudido unas medidas positivas que quienes ahora critican no se atreverían a derogar si estuvieran en el gobierno.

La autonomía de Ibiza.
El alquiler de habitaciones en casas payesas en rústico no protegido está contemplado en la Ley Turística aprobada por el PSOE, al igual que las agroestancias en la Ley Agraria del primer Govern de Armengol. El Consell d’Eivissa ha ejercido, pues, en el reglamento de simplificación administrativa la capacidad normativa propia de su autogobierno. Es preocupante que el PSOE de Ibiza, un partido que aspira a gobernar de nuevo la institución, prefiera que las normas que han de regir en la isla sean dictadas en Mallorca en lugar de en la sede de la soberanía del pueblo ibicenco. Políticamente es significativa la sumisión al Govern de los socialistas. No todo vale para desgastar al oponente político. Tampoco es aceptable que estas críticas infundadas sean la excusa para no sentarse a negociar la necesaria reforma del PTI.