El hecho de que la temporada haya funcionado mejor de lo esperado, con niveles de ocupación con los que nadie contaba en el mes de mayo y, sobre todo, con el segmento de lujo a pleno rendimiento en los hoteles de mayor categoría, restaurantes, villas y alquiler de embarcaciones no es óbice para no luchar por alargar la temporada. Algunas aerolíneas han programado vuelos hasta mediados de noviembre y reforzado las conexiones para las últimas semanas del mes de octubre, lo que ha motivado que algunas compañías hoteleras estén retrasando los cierres y programando fechas nunca vistas. La actividad económica que se genere durante las semanas adicionales es vital para incrementar la renta de empresarios y trabajadores, recursos que contribuyen, asimismo, a dinamizar el invierno en el tejido empresarial de Ibiza.

Oferta complementaria.
Jugarán un papel clave en la ocupación de lo que resta de temporada, especialmente del mes de octubre, los eventos deportivos multitudinarios que el año pasado no pudieron convocarse. Es importante que los visitantes que acudan a Ibiza disfruten de una placentera experiencia, lo que obliga a la industria turística, en especial, a la oferta complementaria a mantener la actividad a pleno rendimiento, aunque la rentabilidad no sea tan alta como en temporada alta. La oferta gastronómica y de ocio han de jugar un papel dinamizador.

El Govern debe permitir los ‘closings’.
Supondría un espaldarazo que el Govern permitiera la celebración de algunas fiestas para cerrar la temporada durante algunos fines de semana de octubre. Las conocidas como closing parties pueden contribuir de forma decisiva a generar actividad económica durante unas semanas en las que la ocupación hotelera bajará irremediablemente. La quinta ola, cuarta en Ibiza, está bajo control y los índices de población vacunada no son comparables al mes de julio. El Govern debe hacer todo lo posible para que estas fiestas se puedan celebrar con medidas de seguridad tanto en los accesos como en el interior de las discotecas.