Las cifras del paro correspondientes al pasado mes de septiembre en Ibiza y Formentera son, como no había ninguna duda, mejores que las registradas hace un año. Entonces, la actividad turística en septiembre fue prácticamente nula tras el cierre prematuro de los mercados y una segunda ola creciendo. A pesar de que son datos positivos, no hay lugar al optimismo todavía. De hecho, si los datos de desocupación dados a conocer ayer se comparan con los acreditados en el mismo mes de 2019, una fecha de referencia, la lectura es preocupante, por mucho que a principios de temporada anticipáramos un peor escenario. La pandemia ha causado daños importantes sobre el tejido empresarial, que necesitará tiempo para recuperarse, y en las familias. Afortunadamente, la recuperación está en el camino y el comportamiento de Ibiza y Formentera está siendo mejor que el de las otras islas.

Lejos de la normalidad.
El optimismo del Govern debe, pues, moderarse, ya que los índices de desempleo están lejos de recuperar los niveles prepandemia y anticipan una remontada lenta y costosa. Las actuales cifras de paro siguen siendo un 21 % superiores a las de 2019 y más de 5.107 personas sin trabajo es un número preocupante, muy elevado a las puertas de una temporada baja, máxime cuando las que han trabajado en el sector turístico han empezado a hacerlo más tarde. Las familias han agotado sus ahorros y la renta acumulada para afrontar el invierno es menor a la de campañas normalizadas.

Demasiadas personas en ERTE.
Otra cuestión que no puede soslayarse a la hora de valorar las últimas cifras del paro, son los casi 16.000 ciudadanos baleares en situación de ERTE, 2.122 en Ibiza y 49 en Formentera, cuyo precario estatus laboral no computa en las tablas de desempleo. Es aún una cifra alarmante de la que hay que destacar, no obstante, que es la más baja desde el inicio de la pandemia.