El conseller de Turismo, Iago Negueruela, se desplazó ayer a Ibiza para mantener un encuentro con los hoteleros ibicencos ante el desencuentro producido la semana cuando el Govern aprobó el decreto ley de su nueva ley turística, que pilló desprevenidos tanto a los empresarios del sector como a la principal institución de la isla, el Consell d’Eivissa. Puede decirse que con el encuentro mantenido ayer el Govern rectifica su postura inicial, donde aseguraba que la norma se había consensuado y que todas las partes habían sido escuchadas antes de aprobar el decreto ley, que ahora será sometido a tramitación parlamentaria.

Encuentro positivo.
Los hoteleros de Ibiza calificaron el encuentro con Negueruela de positivo frente a una postura inicial mucho más crítica por haberse enterado del contenido del decreto ley por los medios. Sorprende que mientras los empresarios turísticos de Ibiza cuestionaban la norma, la patronal de Mallorca la haya elogiado con tanto entusiasmo. También los hoteleros de Menorca han criticado con dureza el decreto ley del Govern, que primero fue presentado en Madrid por Armengol y el propio Negueruela y más tarde en Barcelona. No parece que esa fuese la mejor manera de intentar alcanzar un acuerdo con todas las partes afectadas por esta nueva normativa.

Necesidad de esta nueva ley.
Bajo la premisa de «más calidad y menos cantidad», el Govern ha buscado marcar su hoja de ruta en materia turística en esta recta final de la legislatura. Su medida estrella es la moratoria de plazas hoteleras, el motivo por el cual se ha tramitado como decreto ley y no como ley para evitar la especulación, y evitar el riesgo que aquellos hoteleros indecisos pudiesen solicitar nuevas plazas mientras se tramitaba la normativa. No parece que la creación de nuevas plazas hoteleras fuese un riesgo real en el sector turístico de las Pitiusas, pero ha servido de excusa para que el Govern de Armengol impulse una ley más ideológica que necesaria. Tiene todo el derecho a hacerla, pero al menos buscando el consenso.