La economía de Balears entró en julio en una fase de desaceleración, según el informe del Cercle d’Economia de Mallorca. Los indicadores registraron una caída que se intensificará al concluir la temporada turística, lo que abre las puertas a un invierno complicado por el deterioro de la actividad y de las expectativas empresariales. La inflación, mucho más intensa y prolongada de lo previsto por el Gobierno y los analistas, provoca un incremento de los costes y merma la capacidad adquisitiva de los ciudadanos. El encarecimiento de la energía, el transporte y las materias primas ha repercutido de forma muy acusada en la cesta de la compra, con aumentos en todos los productos. El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jackson Hole, afirmó ayer que la prioridad debe ser combatir la inflación. Una batalla que acarreará consecuencias desagradables para las familias y las empresas. Advirtió que rebajar los altos precios provocará «dolor» y dejará el crecimiento en bajos niveles durante una larga temporada.

Estancamiento e inflación   

La Fundació Impulsa Balears advierte que «a partir de octubre se acentuará el proceso de desaceleración en el tejido productivo y laboral de las Islas», según su director técnico, Antoni Riera. El profesor de Economía de la UIB Pau Monserrat pronostica que con el fin de la moratoria concursal desaparecerán muchas empresas insolventes. Y Bartomeu Cantallops, del Cercle d’Economia, prevé un escenario simultáneo de estancamiento e inflación. La caída de la producción y del consumo propiciarán la ralentización y la caída del PIB regional.

Medidas y recursos en los Presupuestos   

En este contexto hay que arbitrar medidas que den respuesta a las dificultades que se avecinan. Los Presupuestos del Govern para el 2023 y los Presupuestos Generales del Estado han de incluir los recursos para aplicar políticas eficaces. Se imponen, pues, la responsabilidad, la gobernanza y el rigor al electoralismo.