El Club Náutico de Ibiza se creó el 27 de febrero del año 1925 y, desde entonces, se ha convertido en un referente social, cultural y náutico. Nació con la clara vocación de facilitar las actividades náuticas a todos los ibicencos interesados en el mar, además de tener el objetivo de acercar, precisamente, el mar a la sociedad ibicenca. Esta entidad está cerca de cumplir un centenario de vida, cuenta con más de un millar de socios, más de 175 licencias federativas, medio millar de alumnos de escuela de vela cada año y 300 amarres de pequeña eslora que permiten que cualquier persona pueda disfrutar del mar. Además de programas deportivos como la vela, desempeña una importante vertiente social con el programa Un mar de posibilidades, con el que más de un centenar de personas con alguna discapacidad física o sensorial disfrutan cada año del mar (seguramente, sin este programa no lo harían o, sin duda, les sería muchísimo más difícil). En definitiva, es el club náutico de los ibicencos. La destacada labor social del Club Náutico de Ibiza le ha valido diferentes reconocimientos, como por ejemplo la Medalla de Oro de la ciudad de Ibiza en el año 2009 o bien el premio Ramon Llull del Govern, entre otras muchas distinciones.

Apoyo

Durante la tarde de ayer se celebró un acto público de apoyo a esta entidad social y náutica para demostrar que no están solos sino que cuentan con un amplio respaldo social. El historiador Felip Cirer elaboró un acertado discurso, que fue leído por el arquitecto Elías Torres, en el que abordó la situación real del club: está «en peligro de desaparición a causa de un mercantilismo mal entendido que únicamente mira el beneficio económico». Y es que es una realidad que, poco a poco y con los años, cada parcela del puerto de Ibiza se ha ido convirtiendo en un lugar inaccesible, precisamente, para los ibicencos y enfocado hacia el lujo. Un lujo mal entendido que, en ocasiones, ha dejado deudas, como la de la anterior marina de megayates en la dársena de Levante. En este caso, Autoridad Portuaria optó por la opción más ventajosa económicamente    y se quedó con una deuda que no podrá cobrar de más de seis millones ya que la anterior marina dejó de pagar el canon que le exigía el gestor portuario. La situación actual es delicada para el Club Náutico de Ibiza, pues está inmerso en un proceso de concurso para gestionar las actuales instalaciones y en el que, según denuncian, concurre otra empresa que presenta tarifas desorbitadas, así como «maniobras» enfocadas a «expulsarles» del puerto, según resaltaron ayer en el discurso. La otra empresa que concurre al concurso, por su parte, se defiende afirmando que se limitan a ajustarse a lo que exige APB en el pliego de condiciones.

Unión ante el futuro

El acto de apoyo de ayer al Náutico de Ibiza sirvió también para pedir unanimidad política e institucional en una cuestión tan relevante como la defensa de esta entidad social, cultural y deportiva. En este sentido, los diferentes partidos políticos deben dejar a un lado sus diferencias y mostrarse unidos para apoyar al Club Náutico de Ibiza, tal y como hicieron en el año 2009 cuando el Ayuntamiento de Ibiza, el Parlament y el Congreso expresaron su apoyo al Club Náutico de Ibiza y a su función social y deportiva. Autoridad Portuaria de Baleares, por su parte, debe aprender de errores del pasado y tener en cuenta otros criterios más allá del puro beneficio económico. En cualquier caso, lo que está claro es que el fin del Club Náutico de Ibiza sería, sin duda, un mazazo para Ibiza ya que representaría otro símbolo más de que cada vez queda menos de lo que realmente Ibiza es.