Los presupuestos del Govern para el próximo año han empezado a cobrar forma. Su techo de gasto, que se aprobó ayer, será de 5.947,5 millones de euros. En la historia autonómica de Balears no se había alcanzado nunca un importe tan importante, aunque en esta ocasión va en consonancia con el paquete de medidas sociales que la presidenta Armengol anunció en la primera sesión del debate de política general. Está claro que el 2023 tiene un carácter determinante para los socios que integran el Govern, los cuales buscan el apoyo definitivo a sus proyectos más emblemáticos garantizándose la financiación necesaria para, al menos, la puestas en marcha.

Un año complicado

Con independencia de los intereses electorales que defienden las diferentes opciones políticas, el año 2023 es un ejercicio, usando una terminología suave, que cabe considerar complicado. El paquete de ayudas sociales anunciado por Armengol, y valorado en 200 millones de euros, es sólo un parte de acciones que se quieren poner en marcha para paliar los efectos de una evolución de la economía que se prevé desfavorable. La inflación está lejos de poderse considerar bajo control y, lo que todavía es peor, la incertidumbre planea sobre la próxima temporada turística dada la situación en la que se encuentran dos de nuestros principales países emisores: Alemania y Gran Bretaña.

Recursos limitados

Conocida la cifra de gasto, cercana a los seis mil millones de euros, hace falta saber cómo y de qué manera se distribuirá entre todos los departamentos del Govern. A las líneas maestras adelantadas por Armengol queda por conocer el detalle de determinadas partidas y sus plazos de ejecución, el reparto entre las distintas formaciones y si se logra mantener la cohesión política de la gestión hasta el final del cuatrienio. La posibilidades financieras de Balears no son ilimitadas, por eso es tan importante conocer también la letra pequeña de los presupuestos.