Durante demasiado tiempo los ciudadanos se han acostumbrado a que la política se convierta en una especie de competición donde vale todo. Es habitual ver a dirigentes políticos poner trabas a actuaciones de otras instituciones simplemente por no ser del mismo color político, auque ello vaya en contra del interés de los ciudadanos. Es lo que se llama sectarismo político, donde todo vale excepto el segundo común. En Sant Josep, en cambio, se ha producido una situación afortunadamente mente inusual: Consell d’Eivissa y Ayuntamiento josepí han llegado a un acuerdo para tramitar las nuevas normas urbanísticas del municipio.

Necesidades urgentes.
El Ayuntamiento de Sant Josep y el Consell de Ibiza escenificaron el sábado el consenso alcanzado para tramitar las nuevas normas transitorias del municipio y, por ende, la suspensión del actual planeamiento urbanístico, que data de 1986. El alcalde josepí, Ángel Luis Guerrero, reconoció que el planeamiento del 86 «era prácticamente imposible de ejecutar», por lo que era imperativo «hacer una norma provisional hasta que se pueda realizar el Plan General de Ordenación Urbana definitivo». Sant Josep tenía necesidades urgentes que obligaban a cambiar sus normas urbanísticas, pero para ello necesitaba el apoyo del Consell, la institución que tutela la política territorial en Ibiza.

Otra forma de hacer política.
El Ayuntamiento de Sant Josep ha demostrado que se puede hacer política progresista desde la moderación, que se pueden defender unos ideales de izquierdas y, al mismo tiempo, entender que hay que buscar acuerdos con dirigentes de distinto partido político para solventar problemas históricos del municipio. Para eso hay que tener sentido de estado y evitar el sectarismo y la prepotencia, algo por otro lado habitual en el partido político al que pertenece el alcalde de Sant Josep. Lo importante es que el acuerdo se ha cerrado y que los grandes beneficiados serán los josepins. Lo demás no importa.