Balears revive, desde hace ya unos años, una nueva explosión inmobiliaria. Los inversores, en especial del norte de Europa, se han fijado en las Islas como puntos en los que fijar su nueva residencia; temporal o permanente. Las buenas conexiones con el resto de Europa, el clima y unos precios asequibles en relación con el poder adquisitivo de los futuros compradores son factores determinantes en esta situación de privilegio. En este contexto es fácil que en cualquier conversación salgan a colación tanto la venta de algún piso o casa por parte de un residente y, por supuesto, la ventajosa contraprestación económica recibida por la operación. Esta dinámica esconde, a medio y largo plazo, unas consecuencias de enorme calado social; y no precisamente buenas.
La peligrosa espiral del mercado inmobiliario
04/12/22 3:59
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