La rebelión de los coordinadores de la selectividad en diez comunidades autónomas y las críticas de profesores universitarios, del Institut d’Estudis Catalans, de la Real Academia Española, de la Red Española de Filosofía y de escritores de novela histórica han provocado el aplazamiento en la implantación de la nueva EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad), la antigua selectividad. El Gobierno da este paso atrás por el rechazo y el descontento que había generado el nuevo modelo de examen tanto en la comunidad educativa como fuera, entre catedráticos, profesores de Bachillerato, evaluadores, historiadores, escritores, filósofos, lingüistas e instituciones académicas. Desde el Ministerio de Educación admiten que aspiran a «tener más tiempo para lograr el consenso y más tiempo de aplicación de la Lomloe y las pruebas competenciales». De momento se aplaza un año. En 2024 empezará la evaluación de transición y la versión definitiva no se aplicará hasta el 2028.

Examen de 25 preguntas tipo test

El Gobierno pretendía reducir a la mitad el número de exámenes y también había previsto una prueba de madurez académica que condensaba las asignaturas de Lengua Castellana y Literatura, Lengua Cooficial, Lengua Extranjera, Historia e Historia de la Filosofía. Hasta ahora se habían evaluado por separado, pero se unían en un único examen de 25 preguntas tipo test y tres preguntas de un máximo de 150 palabras cada una. Desde la oposición, el PP lo rechaza y advierte que «tiene que haber una única prueba en toda España que garantice la igualdad de oportunidades de todos los estudiantes».

Nueva etapa para el consenso

La ministra de Educación, Pilar Alegría, afirma que «el consenso y el acuerdo son importantes en todo, pero en educación son fundamentales». Tras la avalancha de críticas a la nonata EBAU, empieza una nueva etapa para consensuar el examen de selectividad con las autonomías y la comunidad educativa española.