El mensaje de Navidad pronunciado por Felipe VI –que constituyó una apelación a respetar la Constitución y una reivindicación del espíritu de diálogo durante la Transición– está provocando numerosas reacciones por su directa relación con el actual escenario político de España, marcado por las discrepancias y los reproches. El jefe del Estado advirtió, cuando aún no se ha hallado una salida a la crisis institucional entre el Gobierno y el Tribunal Constitucional, que el enfrentamiento político y social, así como la erosión de las instituciones, afecta a la convivencia del país. «La división hace más frágil a la democracia», afirmó, y reclamó un «ejercicio de responsabilidad». En esta línea, manifestó que «un país o una sociedad dividida o enfrentada no avanza, no progresa, ni resuelve bien sus problemas; no genera confianza». El PP y el PSOE comparten esta llamada del Rey a la concordia, a pesar de la crispación por el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial y las modificaciones exprés del Código Penal. En cambio, Unidas Podemos cuestiona la «legitimidad democrática» de Felipe VI y ERC también critica al jefe del Estado.

El éxito y el pacto de la Transición.
Quienes son socios y aliados del Gobierno de Pedro Sánchez se desmarcan del PSOE. Tanto el partido morado como Esquerra Republicana de Catalunya, y también Bildu, cuestionan la Constitución y no comparten el éxito de la Transición que posibilitó pasar del régimen franquista a una democracia que garantiza derechos y libertades. El Rey invocó aquel gran pacto que cuajó en la Constitución de 1978.

«Tiempos de incertidumbre»
Vivimos hoy, como señaló Felipe VI, «tiempos de incertidumbre» en referencia a la guerra de Ucrania y el impacto de la inflación. La razón y el sentido común, desde el marco constitucional, han de posibilitar el acuerdo, donde «los españoles nos reconocemos y donde nos aceptamos los unos a los otros, a pesar de nuestras diferencias». Un mensaje de calado.