La desarticulación de una banda que operaba desde Baleares en todo el país, que se ha saldado con 31 detenidos a los que se les imputan varios delitos por un importe superior a los tres millones de euros, es una prueba más del alcance que tiene la delincuencia por medio de internet. Una oferta atractiva en las redes es el gancho para acceder a los datos más sensibles de los incautos, la mayoría personas poco duchas en el manejo de las herramientas informáticas. De manera inconsciente se dejan abiertas las puertas de correos electrónicos y accesos a claves de la banca digital, la estafa queda servida en bandeja para estas organizaciones que llegan a formar tramas de ámbito internacional.

Divulgación insuficiente.

Las campañas que realizan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en especial el Cuerpo Superior de Policía, resultan insuficientes para frenar la acción de estas bandas, la mayoría de las cuales se ceban en los colectivos más indefensos frente a las nuevas tecnologías. La desprotección en estos casos es manifiesta, a pesar incluso de los esfuerzos que muchas entidades financieras realizan para frenar la acción de estos desaprensivos. Resulta necesario apuntalar las campañas de prevención, al mismo tiempo que se deben perfeccionar los protocolos de blindaje de los depósitos financieros; las herramientas actuales tienen que perfeccionarse en la medida de lo posible.

Una asignatura más.

Las nuevas generaciones han crecido con un conocimiento de internet que les permite disponer de unas habilidades de las que carecen, en su mayoría, quienes les precedieron. Sin embargo, los avances tecnológicos y la presencia continua de la cibernética en todos los aspecto de la vida cotidiana hace aconsejable acentuar su conocimiento desde las primeras etapas educativas; tanto por sus enormes ventajas como por los peligros que pueden entrañar.